domingo, 1 de noviembre de 2009






LAS SETENTA SEMANAS DE DANIEL

He venido escudriñando las profecías bíblicas con mucha preocupación y necesidad de conocer sinceramente como Dios ha establecido su plan hasta los últimos tiempos, con la misma curiosidad que tuvieron los apóstoles cuando les preguntaron al Señor: “¿Cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?.”(Mateo 24.3)

Desde luego, he leído y estudiado los libros de muchos escritores, para conocer el fundamento bíblico de sus interpretaciones; y no salgo de mi asombro al observar las grandes lagunas que inundan sus interpretaciones, no saciando por ende mi sed y mi curiosidad de seguir escudriñando.

Temas como: El arrebatamiento de la Iglesia, lo que detiene la manifestación de anticristo, la septuagésima semana de Daniel, la gran tribulación y la venida de nuestro Señor Jesucristo, son interpretados entre unos y otros autores en un paralelismo, basado más que en un fundamento netamente bíblico, en un parecer universal de la interpretación humana. Siendo, pues, muy bien acogidas por las organizaciones evangélicas, que tuvieron a bien tomarlas como doctrinas para enseñarlas en seminarios, Institutos Bíblicos, Escuelas Dominicales y en cultos ordinarios como la palabra profética más segura. Y quiero ejemplificar lo antes dicho:

Daniel 9.27, dice :

“Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.”

Si somos realmente sinceros y cuidadosos en la interpretación de este párrafo bíblico, veremos que el mismo contiene un muy nutrido cúmulo de detalles importantísimos para descifrar verdaderamente su real significado, expresiones como: “y por otra semana”, “confirmará el pacto”, “hará cesar el sacrificio y la ofrenda”, “muchedumbre de las abominaciones”, “el desolador”, etc., no son detalles para pasarlos por alto sin profundizar en ellos, si deseamos conocer los planes de Dios. Esta semana, pues, es muy importante para nosotros.

La interpretación generalmente aceptada es que esta semana es La Gran Tribulación, la cual, según sus intérpretes, comenzará con un pacto de siete años que el anticristo hará con el pueblo de Israel, y que a la mitad de la semana él mismo romperá el pacto y se rebelará contra Israel.

La inmensa mayoría de los escritores parten de esta interpretación haciendo caso omiso del contexto profético de Las Setenta Semanas de Daniel, y de los términos que son empleados en el versículo antes mencionado, los cuales al ser interpretados debidamente nos será de ventana para visualizar el increíble plan de Dios, conforme lo observó el apóstol Pablo.

La expresión: “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos”; refiere que en las sesenta y nueve semanas anteriores estuvo en vigencia un pacto que por causa de la muerte de Jesucristo fue suspendido (Daniel 9:26), para que más tarde se volviera a confirmar por la semana faltante, es decir, la semana número setenta de la profecía.

Porque al decir: “Y por otra semana”; sugiere una correlación que viene de otras semanas anteriores.

Seleccionemos tres afirmaciones de cual podría ser el pacto aquí mencionado:



De decidirse a aceptar cualquiera de las tres afirmaciones, se tendría que demostrar la manera de cómo ha subsistido ese pacto a lo largo de las sesenta y nueve semanas anteriores que equivalen a cuatrocientos ochenta y tres (483) años, que culminaron con la muerte del Mesías (Daniel 9:26)



Como podemos observar estas semanas son semanas de años y no de días, por lo cual una semana son siete años, como más adelante veremos, de manera que Las Setenta Semanas totalizan 490 años

Un pacto del anticristo con Israel.

Si comenzamos con esta primera afirmación, notaremos que el anticristo no ha mantenido ningún pacto con Israel en las sesenta y nueve semanas anteriores; y de ninguna manera es demostrable por ser ilógico, él ha de existir en los tiempos del fin, así que él no ha mantenido ningún pacto con Israel en las semanas que pasaron con la muerte del Mesías, para que lo confirme por otra semana más.

Afirmar, pues, que este versículo veintisiete se refiere un pacto que hará el anticristo con Israel, es una gran equivocación aunque sea la interpretación universal o de mayor aceptación. El hecho de que una interpretación sea de aceptación general no la hace cierta, porque una mentira jamás podrá convertirse en verdad aunque sea creída por toda la humanidad.

Me voy a permitir hacer una aclaratoria, con relación a esta afirmación, porque ella nace de una conjetura acogida y aprobada por un buen sector de las organizaciones evangélicas sin ningún exhaustivo estudio para descartar toda duda en cuando a la posición asumida de creer ciegamente que es la correcta interpretación, para encarpetarlo en lo que llaman "una escuela de interpretación", como una realidad sin objeciones que fueran aceptables. La interpretación de que quien confirmara el pacto con Israel es el anticristo, viene de creer que el príncipe que ha de venir, citado en el versículo anterior (26), se menciona como alusión al anticristo que también ha de venir, y aquí está el verdadero error; porque de hecho, el príncipe que ha de venir cuyo pueblo destruiría la ciudad y el santuario, esto se refiere a Jerusalén y al Templo de Dios, vino para esa destrucción; porque el general del ejército romano que estuvo en el año 70 dC. con el ejército romano, el cual sitió la ciudad y la destruyó, era el hijo del Emperador de Roma, Flavio Vespasiano, quien fue proclamado emperador de Roma el 1 de julio del año 69. El nombre del príncipe fue Tito Flavio Sabino Vespasiano, quien llegó a ser emperador de Roma para el año 79, cuando el Vesubio destruyó a Pompeya. El texto de esta profecía cumplida dice:

“Y después de las sesenta y dos semanas se le quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.”


Relieve del arco de Tito.

Durante el siglo I d.C., los judíos zelotes instigaron una rebelión en Jerusalén contra los gobernadores romanos de Judea. La revuelta duró desde el año 66 hasta el 73, cuando las legiones romanas tomaron Masada, fortaleza que se había erigido en último baluarte de la resistencia de los zelotes. Este relieve del arco de Tito, que se encuentra en el Foro romano, representa a soldados de Roma llevándose los tesoros del segundo Templo, que fue arrasado, al igual que el resto de Jerusalén, tras finalizar la revuelta.ET Archive, London/SuperStock

“Cuando Vespasiano se convirtió en emperador, en el 69, Tito se quedó en Palestina al mando del Ejército romano y terminó la guerra tras ocupar y destruir Jerusalén en el 70. Para conmemorar esta victoria, su hermano, el emperador Domiciano, levantó años más tarde (c. 81 d.C.) un arco del triunfo en su honor en Roma.
Al morir su padre en el 79, Tito se convirtió en emperador y con sus generosos regalos y abundantes espectáculos pronto se hizo popular entre el pueblo romano.”

Esto es, pues, la verdad; el príncipe que habría de venir, vino a su tiempo, y cumplió perfectamente el propósito que Díos profetizó por medio de Daniel. El cual espero hasta el año perfecto, año 70 d.C. para castigar al pueblo de Israel, como nuestro Señor dijo:

…“Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado…Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas…Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan.” (Lucas 21:20, 22, 24)

Un pacto de Roma con Israel.

Esta segunda afirmación también corresponde a la de un grupo de interpretes, pero podemos observar que tampoco Roma ha establecido un pacto con Israel en las sesenta y nueve semanas anteriores, para lo cual tenga que confirmarlo después por otra semana más. La única relación que tuvo Israel con Roma fue la del sometimiento al imperio romano, quien conquistó a Israel en la segunda mitad del último siglo antes de Cristo.

No hay forma de demostrar esta interpretación, ni tampoco hay razones y argumentos para justificar el empeño en demostrar que las afirmaciones “a” y “b” sean las correctas.

El pacto de Dios con Israel.
No podemos pasar por alto la expresión: “Y por otra semana confirmará el pacto”; debido a que ella indica que por las demás semanas anteriores también estuvo o existió el mismo pacto, porque la profecía se está refiriendo al contexto de las setenta semanas cuyo denominador común es el pacto.

Es decir:

De manera, pues, que este pacto tuvo su comienzo, su suspensión y tendrá su reactivación dentro de las setenta semanas en estos últimos tiempos.

La afirmación de la profecía de esta última semana, la número 70, determina el vínculo de ésta con el resto de las semanas anteriores:

Por otra semana confirmará el pacto con muchos , es decir, ratificará el pacto existente, convalidará lo antes dicho o acordado en las semanas anteriores por la semana que falta.

De modo que Dios mantendría su pacto (llamado primer pacto, Hebreos:8:6-13; 9:1-28) con su pueblo judío entre tanto que el Mesías no se manifestara y consumara su propósito de redención con su muerte. Y una vez conseguido el sacrificio que remitiría nuestros pecados con el ocaso de las 69 semanas, Dios detendría "el reloj profético" para esperar hasta alcanzar la plenitud de los gentiles para que pudiera ver el resultado de su sacrificio como lo dijo el profeta Isaías:

“Vera el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos”. (Isaías: 53:11

De manera, que Dios esperó hasta que cada uno de nosotros naciéramos, para que también, junto con miles de millones de llamados, pudiéramos participar como candidatos a ser escogidos para esta salvación tan grande, expiando también nuestros pecados; y una vez que se completara la cantidad de los gentiles que nacerían para optar por la salvación; entonces, Dios iniciaría la última semana, período de 7 años, donde confirmaría su pacto con los judíos y se reconstruiría el último templo de Dios en Jerusalén

Porque esta última semana, como ante lo hemos dicho, está entrelazada por medio del mismo pacto con las 69 semanas anteriores:

“Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al santo de los santos.” (Daniel 9:24)

Las 70 semanas fueron determinadas sobre el pueblo judío y sobre Jerusalén, para poner fin al pecado, expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, poniéndole termino o sellando esta profecía, es decir, Las Setenta Semanas; y ungiendo como rey de todas las naciones al Cristo de la gloria, que reinará desde Jerusalén durante el milenio en la tierra, y por toda la eternidad. Amén.
Por lo cual era necesario aperturarse esta última semana para que pudieran entrar los que van a optar a la salvación; por lo tanto, hasta que no termine el último año y el último día de esta última semana Dios no pondría fin al pecado.

El día que Dios levante a su iglesia, el pueblo de Dios, es decir, que la saque de este mundo como lo ha prometido; ese día habrá terminado la oportunidad de optar a la salvación, porque ese día acabará el pecado en su pueblo, ya habrá entrado el último salvo. Después de ese día no habrá más salvación para los hombres; como en la parábola del trigo y la cizaña: una vez recogido el trigo, Dios ordenará que lo demás sea quemado en el fuego (Mateo 13:36-43); se exceptúa aquí únicamente al remanente salvo de Israel, quien permanecerá en la tierra, en Jerusalén, durante el milenio; y gozará del privilegio de la herencia de sus padres, a quienes fueron hechas las promesas de que habría un remanente salvo del pueblo de Israel, no me refiero únicamente a los 144.000 (Apocalipsis 7:1-8), sino a un número mucho mayor de judíos salvos por gracia. Y que permanecerán en la tierra y dentro de la frontera ampliada de la Jerusalén futura, durante el reinado justo de Cristo en la tierra, para regir a las naciones con vara de hierro (Apocalipsis 19:15, Salmo 2:9; Zacarías 14:1-21) por mil años.

“Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados. Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. Pues como vosotros también el otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos, así también éstos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia. Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos. ¡Oh profundidades de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán grandes son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio al él primero, para que le fuese recompensado?
Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.”
(Romanos 11:25-36)

Es, pues, evidente que se trata de la confirmación del pacto de Dios con su pueblo judío, debido a que no existe otra posibilidad de que sea de otra manera y con otra persona diferente a Dios; es decir, este pacto es una promesa de una persona (Dios) que favorece a otra persona (Israel), durante un tiempo de 70 semanas, de las cuales 69 se cumplieron hasta la muerte de Cristo, dejando pendiente la número 70, cuyo inicio establecería la confirmación de ese pacto.

Hago esta aclaratoria, en virtud, de la confusión que se creó por la mala interpretación que se hizo de esta semana, que adjudicó la confirmación de este pacto mencionado (Daniel 9:27) a un presunto acuerdo entre los judíos y el anticristo, como antes lo he dicho; y que tal acuerdo aperturaba la septuagésima semana.


Quien originalmente enseñó esta interpretación, hizo caso omiso al contexto de la profecía de las 70 semanas, desvirtuó de raíz su esencia y el objetivo de su propósito; se olvido, pues, de las 69 semanas anteriores, e hizo una interpretación aislada y particular de la última semana, fuera de contexto. Solo lo motivó la necesidad de crear argumentos a la tesis de que la iglesia o el pueblo de Dios no pasaría por la manifestación de anticristo; por lo cual enseñó que tendría que ser quitado (el pueblo de Dios) de la tierra antes de la manifestación del anticristo. De manera, que su interpretación concluyó en que: si la iglesia no estaría en la tierra para cuando se manifieste el anticristo, luego, no estaría aquí cuando comience esta última semana; esto, pues, es contrario a lo que enseña la mima profecía como lo he dicho antes, de que Dios con el cumplimiento de las 70 semanas, es cuando va a consumar su redención quitando el pecado, y exponiendo con su venida la perdición de todo hombre desobediente al evangelio de Cristo.(2 Tesalonicenses 1:6-10).

Este tipo de interpretación, ha hecho que exista una gran apatía en la investigación de las señales verdaderas del fin del mundo que muestra la Biblia, lo cual ha permitido que se anide el desinterés, diciendo: -Si la iglesia no va estar cuando se manifieste el anticristo, entonces, ¿Para qué saber estas cosas? Contradiciendo las mismas palabras del apóstol Pablo cuando escribió acerca de la venida de nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión con él:

“Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá (Jesucristo) sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado el hijo de perdición (el anticristo), el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, asiéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis que cuando estaba todavía con vosotros, os decía esto?” (2 tesalonicenses 2:3-5).

Y también las palabras del apóstol Juan, cuando dijo:

“Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por eso conocemos que es el último tiempo.” (Juan 2:18).

Nosotros como cristianos, nos preocupamos en no ser engañados por enseñanzas erróneas, tal como nos enseña la Palabra de Dios, pero nos ocurre lo del proverbio de nuestro Señor Jesucristo, colamos el mosquito y nos tragamos el camello (Mateo 23:24), y aceptamos como doctrina enseñanzas erradas de manos de “ministros ordenados” que “gozan de gran credibilidad”. Y esto debido a que nos entregamos confiados y a ciegas en las manos de ellos, sin considerar el valor de sus enseñanzas. Pero ¿qué podemos hacer ante esta circunstancia, si somos niños que tenemos que ser guiado por los adultos? ¿Cómo un niño puede discernir lo que es malo, si con astucia se le enseña el error?

Si eres niño, pídele a Dios que te de sabiduría, y serás sabio; Porque Apóstol Pablo dijo:

“Y él mismo (refiriéndose a Dios) constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombre que emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,”... (Efesios 4:11-15).

El apóstol Pedro, enseñando acerca de la doctrina de la venida del Señor Jesucristo, dijo del apóstol Pablo:

...”;Como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también la otras escrituras, para su propia perdición.” (2 Pedro 3:15b-16)

Esta denuncia que hace el apóstol Pedro, se aplica perfectamente a lo que yo me refiero.

Estos indoctos de nuestros tiempos, no son indoctos por carecer del conocimiento intelectual, no, todo lo contrario, son muy capacitados, tienen credenciales que avalan sus conocimientos, y se confían en ello, pero aquí el apóstol Pedro se refiere a que no son instruidos por Dios mismo, sino por hombres, como lo dice el profeta Isaías:

“Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mi con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón esta lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado;”...(Isaías 29:13)

Los inconstantes de los cuales hace referencia el apóstol Pedro, no se refieren a aquellos que estando en el camino de Dios luego se apartan y después vuelven, no; se refiere a aquellos que habiendo comenzado por el Espíritu, ahora terminan por la carne, por la seducción de nuevas doctrinas ajenas al evangelio bendito de Dios.

Como lo dijera el apóstol Pablo a los gálatas:

“¡Oh gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros antes cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por el oír con fe?
¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?
¿Tantas cosas habéis padecido en vano? Si es que realmente fue en vano”... (Gálatas 3:1-4)

Estos gálatas fueron inconstantes en la fe, y esto porque fueron seducidos como muy bien lo dijo el apóstol; aunque no sabemos si ellos acataron a exhortación en definitiva, para apartarse de esa vanidad en la que habían caído; pero supongamos que ellos no se hubieran apartado del error en que cayeron; no obstante, ellos continuarían creyendo que Cristo era su salvador, pero ¿Dios aprobaría esto? Evidentemente que no, porque Pablo les dijo que su fe era vana si persistían en su error.

Este tipo de gente asumía su nueva fe, creyendo que estaban en la verdad, y con este espíritu de error que se apoderaba de ellos, continuaban buscando interpretar las otras doctrinas del evangelio, las cuales incluía las que hablaban de la venida de Señor, evidentemente sin ningún éxito, tanto en las cartas de Pablo como en el Antiguo Testamento, y como dijo el apóstol Pedro: lo hacían “para su propia perdición.”

De manera, que el escudriñar acerca de las señales del fin, es una obligación de la iglesia de Cristo; y en la medida que nos aproximemos a su venida, todas las señales se irán manifestando y se harán evidente para aquel que tiene su mirada en el que ha de venir (esto es Cristo); pero para aquellos que no atienden a las señales ni se preparan para su encuentro, y por estar engrosado de vanidades ilusorias, les será imposible creer que tales sucesos y personajes sean los que refiere la palabra, que se manifestarían al fin de los tiempos; hablo del anticristo, del falso profeta referidos en Apocalipsis 13, 16:13, 19:20 y 20:10; de las diez naciones que recibirán autoridad por una hora para entregarle su autoridad a la bestia (Apocalipsis 17:12-14); de los dos testigos que tendrán como misión esclarecer los misterios de las profecías e iniciar la reconstrucción física del 3er templo en Jerusalén.

Cuando hablo de la iglesia, no me estoy refiriendo a instituciones religiosas; me estoy refiriendo a hombres, mujeres y niños que Dios ha llamado para que le sirvan a Él y no a los mismos hombres; de manera que el verdadero hijo de Dios sabe a quien tiene que rendir cuenta, ejemplo lo tenemos en muestro Señor Jesús, cuando el vino al mundo había instituciones establecidas, estaba el Sanedrín, compuesto por maestros fariseos que representaban en ese entonces la corriente religiosa más importante entre los judíos. Estaban también los saduceos, los escribas que eran transcriptores e interpretes de la ley, los sacerdotes del Templo, el sumo sacerdote; y ninguno de ellos, con todo y ser religiosos y conocedores de la ley (la palabra de Dios), no entendían de la presencia de Jesús entre ellos, y procuraban matarle porque sus palabras no hallaban cabida en sus corazones (Juan 7:32, 8:40).

También tenemos como ejemplo a los apóstoles de Señor, cuando el concilio (Hechos 4) les prohibió que predicasen de Jesús, lo cual respondieron:

“Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hechos 4:19-20).

También el mismo apóstol Pablo dijo a los gálatas:

“Como antes lo hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatemaW. Pues, ¿Busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues, si todavía agradara a los hombres, no seria siervo de Cristo.”

Así que, hijos míos, aconsejo que no se intimiden por las instituciones religiosas, Dios mismos nos dice:

“Así dice Jehová rey de Israel, y su redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios. ¿Y quién proclamará lo venidero, lo declarará, y lo pondrá en orden delante de mi, como hago yo desde que establecí el pueblo antiguo? Anúncienles lo que viene y lo que está por venir: no temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde la antigüedad, y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno.” (Isaías 44:6-8)

Volvamos a lo que hablábamos, acerca de las 70 semanas de Daniel:

24 “Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, poner fin al pecado, expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. 25 “Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. 26 “Y después de las sesenta y dos semanas se le quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra dudarán las devastaciones. 27 “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Y después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.” (Daniel 9:24-27)

Esta fue la orden dada por Dios en el tiempo que el pueblo judío estuvo cautivo en Babilonia, a consecuencia de que Dios había desechado su pacto con ellos (2 Reyes 23: 26-27) entregándolos en manos de Nabucodonosor (2 Reyes 24:18-20, 25:1-21), destruyendo el Templo de Dios y derribando el muro de Jerusalén, y esta cautividad duró setenta (70) años (Jeremías 25:11, 29:10 y 2 Crónicas 36:21)

Esta orden de las setenta semanas traía como consecuencia el resplandecimiento del rostro de Dios sobre su pueblo nuevamente, por medio de la construcción del 2do. templo de Dios y la edificación de la ciudad santa; deseo expuesto por Daniel en oración ante Dios (Daniel 9: 17-18).

Y comenzarían a contarse con “la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén”. Orden que vendría de un rey que ya Dios había determinado conforme a la profecía de Isaías, que data de 200 años aproximadamente antes de Ciro, como antes lo mencioné, cuando dijo:

“Que dice de Ciro: es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado”. (Isaías 44:28)

Y como dijo Jeremías:

“Porqué así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os enviaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar”. (Jeremías 29:10)
Y cuando llegó el día del cumplimiento su promesa, la orden no se hizo esperar:

“En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito por todo su reino, diciendo: Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dada todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén que está en Judá. Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén. Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar donde more, ayúdenles los hombres de su lugar con plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual está en Jerusalén”. (Esdras 1:1-4)


De modo, que la orden fue orientada desde el cielo a construir la casa de Jehová, como plan preliminar para el establecimiento del pacto de Dios con su pueblo judío; y aunque veamos posteriormente al rey Artajerjes dar la orden a Nehemías para la reconstrucción de la muralla (Nehemías 2:1-10), esta no fue más que una orden subsecuente la primera, la cual fue motivada por la solicitud hecha por Nehemías; mientras que la primera orden fue en virtud de un mandato directo de Dios al rey Ciro, el cual fue obedecido sin titubeo, a la altura de quien lo demandó, conforme a la profecía de Isaías antes mencionada.



Estas setenta semanas, como antes lo he dicho, no son semanas de días, sino de años, debido a que hay una separación de cuatrocientos cincuenta años desde el rey Ciro hasta el nacimiento del Mesías Príncipe (Cristo), un ejemplo de estas semanas de años nos las ofrece el relato histórico que narró Moisés en el libro de Génesis, Capítulo 29: 15-27, donde Jacob pide a Labán su tío la mano de su hija Raquel, por lo que llegaron a un acuerdo, y dicho acuerdo consistió en que Jacob le trabajaría por siete años a Labán por Raquel, mas esos siete años pasaron volando, cuenta el relato, porque Jacob amaba mucho a Raquel. Mas cuando se cumplieron los siete años Jacob demandó a Labán el cumplimiento del acuerdo, y cuando llegó la noche, Labán, después del banquete ofrecido, tomó a Lea su hija mayor y se la entregó. Al día siguiente cuando Jacob se dio cuenta que lo habían engañado le hizo el reclamo a Labán, diciéndole:



“-¿Qué es esto que me has hecho? ¿No te he servido por Raquel? ¿Por qué, pues, me has engañado? Y Labán le respondió: - No se hace así en nuestro lugar, que se de la menor antes que a la mayor. Cumple la semana de ésta, y se te dará también a la otra, por el servicio que hagas conmigo otros siete años.”



También para el jubileo de cada cincuenta años el Señor mando a que se contará siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los días de las siete semanas de años vendrían a ser cuarenta y nueve años. (Levítico 25.8)



Así que la construcción del Templo de Dios se desarrolló perfectamente en las primeras siete semanas, comenzando a contarse desde la salida de la orden del rey Ciro.


De modo, que esa fue la razón, por la cual fue separada en la profecía, las 69 semanas; distribuyéndola en 7 semanas, y 62 semanas; para dejarnos la pista de lo que realmente determinó el comienzo y subsistencia del pacto.



Una vez establecido el pacto y pasado un largo período dentro de las semanas determinadas, nace el Mesías, quien a su debido tiempo comienza su ministerio redentor y reconciliador entre Dios y los hombres, para después ser muerto, y con su muerte desactivar el primer pacto; simbolizando Dios su incomplacencia hacia el primer pacto rasgando el velo del Templo (Mateo 27:51). Y así con la muerte del Mesías culminaban las sesenta y dos semanas restantes conforme a la profecía de Daniel, cuando dijo:

“Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida el Mesías, mas no por sí”. (Daniel 9:26)


El rasgamiento del velo del templo fue un hecho que no podía pasar inadvertidamente ante el conocimiento de todos los judíos ni de los discípulos del Señor; principalmente a Pablo, el apóstol, quien no siendo discípulo del Señor para aquel momento, miles de ideas revolotearían por su mente acerca de este hecho, buscando alguna justificación lógica a este asunto. Pero el escritor de la Epístola a los Hebreos, conciente de este hecho escribió años después, antes de la destrucción del Templo y de Jerusalén, diciendo:

“Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer”. (Hebreos 8:13)

Los sacerdotes, pues, en vista de esta circunstancia, seguramente cambiaron el velo roto o quizás lo remendaron, pero lo cierto fue que continuaron haciendo según sus ordenanzas, las ofrendas y sacrificios en el altar del Templo.

De manera, que Dios suspendió su pacto con su pueblo judío para volverlo a confirmar por otra semana, esperando Dios para abarcar la plenitud de los gentiles, que han de ser salvos junto con los judíos para el retorno de nuestro Señor Jesucristo a la tierra, como dijo el apóstol Pablo:

“Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo”. (Romanos 11:25-26).

Así que todo terminará donde comenzó, Dios se ha vuelto favor de Israel, ha confirmado su pacto con ellos, por la semana que faltaba, la cual comenzó el 26 de febrero del 2003 (24 del mes sexto, Adar I, del año 5763) con la puesta de los cimientos de la casa de Jehová en Jerusalén; y de esta forma fueron injertados los judíos nuevamente en el buen olivo, porque conociendo esto Pablo, dijo:

“Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración?... Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos?”. (Romanos 11:12-15)

“Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar, para que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos”. (Hechos 15:15-18)

De modo, que la plena restauración del pueblo judío traerá como consecuencia la venida del Señor y la vida entre los muertos, para recibir a Jesús en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
Notemos, que en esta profecía que hemos citado, existe una gran revelación en cuanto al plan de Dios para la salvación de las almas en esta última etapa de la existencia de este mundo, Él se ha propuesto a hacer un intento infalible para convencer a la humanidad del inminente fin, para así lograr aglutinar el mayor número de almas que confiesen Su nombre y llevarlas de manera victoriosa hasta el extremo del fin. De modo, que Su plan está íntimamente ligado con la reconstrucción Tercer Templo de Dios en Jerusalén “para que el resto de los hombres busquen al Señor”.

Pero su plan no sólo es para convencer al hombre que se encuentra ajeno del Señorío de Jesucristo para ese tiempo, que representa próximamente el 90% de los que han de ser salvos, sino que también servirá para convencer al mismo tiempo a ese 10% de los que ahora invocan el nombre de Dios.
Al dar esta proporción del 10% estoy siendo optimista, porque si esta proporción la aplico a la tercera parte de la población de mi país, Venezuela, que se calcula en 28 millones de habitantes , estaríamos hablando de 933.333 convertidos a Jesucristo en este momento, que comparten la sana doctrina sin avergonzarse de ser llamados evangélicos, y de creer en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo, que dudo que existan tal número, creo que en nuestro país estamos por debajo de esa cifra de convertidos, esto sitúa este porcentaje por debajo del 10%.

No obstante, esta pequeña proporción de convertidos inmersos en las diferentes instituciones cristianas, no podrán por sí misma, lograr el propósito de Dios de convocar a todos los que han de ser salvos en un plazo extremadamente corto, debido a que sencillamente, sus líderes no se encuentran conectados con esta realidad, y esto es producto a que no están esperando verdadera y celosamente la venida de nuestro Señor Jesucristo; pero esto no es un fenómeno imprevisto, Jesús mismo habló tocante a estos últimos tiempos, cuando dijo en una expresión de duda: “Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿Hallará fe en la tierra?”. (Lucas 18:8).

Por lo tanto, la profecía reseña que aun la iglesia entre los gentiles, sobre los cuales es invocado el nombre de Jesucristo, a raíz de la construcción del tercer templo de Dios, también buscará de Dios como conviene, de todo corazón; debido a que la construcción del templo traerá como consecuencia un gran cataclismo mundial de magnitudes inimaginables, conforme esta escrito en los libros de los profetas Hageo 2:6-7, 21; Amós 8:9-13, 9:5-6,11. pero no ocasionará la extinción de la humanidad, mas sí causará una merma significativa de la población mundial, para ese entonces; y estoy hablando de que esto se cumplirá dentro del transcurso de la septuagésima semana; de manera que a consecuencia de esto, ese día nacerá en este mundo la verdadera iglesia de Cristo para los últimos tiempos: y con esto concuerda la palabra de Dios por medio del profeta Isaías, cuando dijo:

“Voz de alboroto de la ciudad, voz del templo, voz de Jehová que da el pago a sus enemigos. Antes de que estuviese de parto, dio a luz; antes de que le viniesen dolores, dio a luz hijo. ¿Quién oyó cosa semejante? ¿Quién vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día? ¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto a Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos. Yo que hago dar a luz, ¿no haré nacer? dijo Jehová. Yo que hago engendrar, ¿impediré el nacimiento? Dice tu Dios.” (Isaías 66:6-9).

Estoy convencido que en la parábola de las diez vírgenes, las cinco prudentes y las cinco insensatas (Mateo 25:1-12) que tomando sus lámparas salieron ha recibir al esposo, representan al pueblo que invoca el nombre de Jesucristo como Señor y Salvador, que se han convertido para recibir al Señor en su venida. Y a la media noche cuando se oyó un clamor, ¡aquí viene el esposo; salid ha recibirle! Las insensatas que no se proveyeron de aceite cuando se consumió el poco aceite que tenían en sus lámparas, le pidieron a las prudentes que le suministrase de su aceite que ellas se habían provisto en sus vasijas juntamente con sus lámparas. Como dije en la introducción, esto es un simbolismo, las lámparas en manos de cada una de las vírgenes representan la palabra de Dios, la Biblia; como lo dice el salmo 119:105: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” Entendamos que si las lámparas sirven para alumbrarnos en medio de la oscuridad, entonces el aceite no es otra cosa que el conocimiento de Dios que enciende la lámpara para guiar nuestros pasos.

–Pero me pregunto:

- ¿Por qué las vírgenes imprudentes no se proveyeron del conocimiento?

Y la respuesta es:

Porque alguien les enseñó que no tenían necesidad de esa provisión, y se hicieron insensatas para Dios, ellas para ellas mismas no eran insensatas. Pero para Dios si lo eran.

Este conocimiento acerca de las señales de los tiempos del fin es el aceite que necesitan las vírgenes y no debe ser menospreciado, porque el mismo nos servirá como la mejor provisión en tiempos de densas tinieblas que nos guiará para atravesarlas y llegar victoriosos hasta el fin.

Porque la densidad de las tinieblas, producto de la angustia por la fuerte persecución, hambre, muerte, confusión por falsos maestro que persuadirán a toda persona a marcarse con la marca del sistema mundial, que no es otra cosa que la marca de la bestia, hará que muchas claudiquen debido su escaso conocimiento de la verdad. Estas, pues, se intimidarán, las dudas las abrumarán, y su necesidad la destruirá. Estas no podrán entrar a las bodas, y esto será lamentable.

En relación al templo, los judíos escriben bajo el título:

Tishá Be’Av- ¿Por qué el pueblo Judío sigue de luto?



...“El Templo es absolutamente central en el judaísmo, pues es la expresión de la Presencia Divina y de la eternidad del pueblo judío; es el lugar donde se concentran todas las fuerzas espirituales destinadas a elevar el mundo físico y a fortalecer el nexo del hombre con D-os allí realizaban sus servicios los Cohanim –Sacerdotes y se ofrendaban los sacrificios.

Es considerado un Gran Edén en miniatura donde sólo existe la perfección, la armonía y la paz. La serie de acontecimientos sucedidos en el lugar que ocupaban los Templos y que se presentan en el cuadro anexo, así lo demuestran.
Todo el tiempo en que el pueblo judío no tenga un Templo se considera que está en exilio, el que empezó hace 1920 años cuando por el odio gratuito existente entre hermanos, por el no-cumplimiento de los Preceptos de la Torá, el pueblo judío fue dispersado a lo largo y ancho del mundo, tal como fue advertido por Moshé y profetizado posteriormente por Yirmiyahu.”...
La revista RUMBO A TU JUDAISMO comenta en relación al Templo:

¿Cómo sabemos que existirá el Tercer Templo?



Construir el Templo es una mitzvá, precepto de tipo positivo, ordenado por Di-os a los judíos en el Monte Sinaí, al día siguiente del Yom Kipur, el Día del Perdón. Se considera una de las 613 mitzvot que los judíos están obligados a cumplir eternamente. Los planos y el diseño del Santo Templo, es el descrito en el Tratado Midot del Talmud de Babilonia.
Los principios sobre la construcción del Templo y los elementos que lo componen, han sido aceptados universalmente como legalmente obligatorios por todos los Grandes Sabios de la Torá, a lo largo y ancho de todas las generaciones.
Son muchas las fuentes que específicamente se refieren a la construcción del Tercer Templo o Beit Hamikdash, que permanecerá por siempre en Jerusalem y entre ellas se pueden señalar: Vaikrá Rabá 9:6, BaMidbar Rabá 13:2; Rambam (Hilijot melajím 11:1 y 4), Zohar (1:28a, 114a, 183b), Rashi y Tosafot (sobre Suká 41ª, Rosh Hashaná 30a y Shavuot 15b), Isaías 2:2, Ezequiel (37:26-28,40-49)....

Ubicación del Templo:

Hoy existen tres aproximaciones respecto al lugar:

1-El Santo Templo está debajo de la mezquita del Domo de la Roca, y la roca en el centro no es otra que Even Shtiya, la Piedra de Fundación, que el Segundo Templo ocupaba el lugar de la Arca Sagrada.
2- La roca que está en la mezquita corresponde al lugar donde estaba ubicado el altar externo Mizbeaj Hajitzon.

3- El Templo estaba situado en el espacio vacío, entre la mezquita del Domo de la Roca y la mezquita “El Aktza” opuesta al Muro de los Lamentos.

Se dispone de estudios pormenorizados y evidencias precisas a través de mediciones para afirmar que esta es la opción prevaleciente.

En espera de su construcción:

Respecto a la construcción del Tercer Templo, según la profecía de Ezequiel (40-48), hay dos opiniones:


• Una visión mantiene que el futuro Templo será construido por Di-os (Shemot Rabá 15:1, Tanjuma, Ki tisa 13). Igualmente Rashi, escribe que el futuro Templo, se mantiene en el cielo completamente construido y exquisitamente decorado, y de ahí descenderá. Esto basado en los versos de Exodo (Shemot 16:17, que dice «El santuario, oh Di-os, que Tus manos han establecido» (Comentario Suká 41a). La Guemará (Rosh HaShaná 30a) también fuerza esta visión: «El futuro Templo está en manos del cielo»
• Otra opinión sostiene que el futuro Templo será construido por el hombre, como Rambam explica (Pirush HaMishná; Hiljot Melajim). Esta opinión está basada en el Midrash (Vayikra Rabá 9) la cual señala explícitamente que Mashíaj, el Mashíaj de carne y hueso, será quien construya el Tercer Templo.
Tiferet Israel (Midot) ofrece una solución a a este dilema explicando que Di-os ayudará al pueblo judío en una forma milagrosa a reconstruir el Templo. Según este punto de vista, el autor del Aruj I’Ner (Suká 41a) dice: El futuro Templo será ciertamente construido por el hombre. Y con respecto al versículo «El Santuario, oh Di-os, el cual Tus manos han establecido» del Midrash Tanjuma aprendemos que éste descenderá de los cielos, referido al Templo espiritual que descenderá y formará parte de la construcción física, como lo hace el alma cuando desciende a un cuerpo.

Actualidad del Tercer Templo

El Templo ocupa un lugar de preeminencia en la vida de todo el pueblo judío así como de la humanidad. Está claramente demostrada la centralidad y la vigencia del precepto de construir el Templo que incumbe a todo judío sea hombre o mujer (El Libro de Mitzvot. Preceptos de hacer 20 y Sefer Hajinuj, mitzvá 95).Los Sabios establecen que estamos constantemente llamados a estar pendientes del bienestar de Jerusalem y relacionarnos con el Templo y detalles de su diseño. Aun cuando el Beit Hamikdash esta destruido, estudiar su estructura es considerado por Di-os como equivalente a su real construcción. Este estudio es relevante en todas las generaciones, especialmente en la presente, pues esta es la generación que está en el umbral de la redención, pronta a cruzarlo. Y se nos promete que el estudio mismo hará que se acelere el tiempo en que se puedan hacer aplicables estas leyes.”











Modelo del Templo visto al lado del la mezquita del Domo de la Roca, maqueta del Sr. Yisrayl Hawkins; patentizado en Israel y en los EUA.

Explicación de la última semana (Daniel 9:27)

Así, pues, la última semana no es la gran tribulación, sino la confirmación del pacto de Dios con los judíos, mas no con todos los judíos, sino con muchos. Pero en ella está el período de la gran tribulación, después de la mitad de la semana. Porque acontecerá que después de iniciarse la semana comenzará el período de las 2300 tardes y mañanas, en el transcurso del cual Dios estableció que a la mitad de la semana cesarán los sacrificios y ofrendas, para dejar a Jerusalén, si se pudiera de decir, huérfana; teniendo padre; por el resto de la mitad de la semana, donde se conforma el momento que Jerusalén sería hoyada por los gentiles dentro de la semana (Apocalipsis 11:1-2).

Ahora bien, descifraremos paso a paso esta semana, porque nuestro Señor nos ha revelado en su palabra todos los detalles para que en estos últimos tiempos no andemos en tinieblas, sino que seamos entendidos.
Comenzaremos este desarrollo con dos puntos básicos (DIAGRAMA No. 1):

a- Estableceremos obviamente que el inicio de la semana es también el inicio de la construcción del templo de Dios , la cual comenzó como lo hemos estudiado el 26 de febrero del 2003.

b-Al cumplirse la mitad de la semana cesa el sacrificio y la ofrenda del pacto establecido y han transcurrido los primeros 1.260 días o 3 ½ años. El 9 de agosto del 2006 corresponde al 15 de Av del año 5766.


15 de Av: Los judíos celebran este día, ultimo de siete días de ayuno desde el 9 de Av (día en que fueron destruido el primer y segundo templos en Jerusalén, por Nabucodonosor y el imperio romano, respectivamente) todos los años. Se cuenta que esos sucesos culminaron con la suspensión de los sacrificios sagrados (17 de Pánemos del calendario romano en el año 70 d.C). Este es el fragmento 461 de la historia contada por Giuseppe Riccioti, tomo II, Historia de Israel, página 433: “La Antonia se conquistó el 5 de Pánemos, y el 17 del mismo mes Tito mando que la derribaran, para dejar por aquel lado desguarnecido el Templo, dentro del cual los judíos habían concentrado la resistencia. Para el yahveísmo fue aquel día 17 de Pánemos del año 70 de J. C. el más trágico de toda la guerra: en el falto en el Templo el sacrificio cotidiano, que no había cesado desde hacia siglos. No faltó, sin embargo, debido al ataque de los romanos, como por esta razón tampoco había faltado en tiempo de Pompeyo (§ 312), sino por «falta de hombres» (guerra, VI, 2.1), a partir de aquel día, nunca más ha celebrado el hebreísmo un sacrificio perenne a Yahvé (cf., no obstante, § 488).”

Una vez más, Dios ha sincronizado esta fecha para que halla una coincidencia entre los sucesos del pasado con el cumplimiento de las profecías actuales, sin que puedan ser percibidas por el hombre natural. Notemos que aunque los sacrificios no se activaron físicamente, hasta ahora, sin embargo, Dios demuestra a través de esta revelación que sí se efectuaron.

Partiendo de este gráfico de la semana, iremos observando su diseño.


Como podemos observar, cada año de esta semana profética cuenta con 360 días, sin variación de días en ninguno de los 12 meses, todos los meses son de 30 días. Esto lo podemos observar en Apocalipsis 11.2, donde se explica que la ciudad santa será hollada por los gentiles por 42 meses, vale decir, desde el momento en que se suspende el continuo sacrificio, a la mitad de la semana.

Este período corresponde a los 42 meses que Jerusalén será hollada por los gentiles dentro del período de la septuagésima semana, aunque Jerusalén seguirá siendo hollada por los gentiles por 75 días más (hasta los 1335 días, desde la suspensión del continuo sacrificio) fuera de la septuagésima semana, no siendo computado este último tiempo por esta profecía, por no corresponder ya al período del pacto establecido.

De manera que Dios cuenta 30 días por mes:

42 x 30 = 1.260

“Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses. Y daré ha mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.”

Estos 42 meses expresados en esta profecía da cuenta del lapso de la mitad de la semana hacia arriba, en ese lapso de tiempo se abre el paréntesis para la ejecución del tiempo final; es decir, el anticristo se le autoriza para actuar durante este período de tiempo (Apocalipsis 13:5), los dos testigos de Dios testifican o predican después iniciarse de este mismo período de tiempo, 42 x 30 = 1260 Días (Apocalipsis 11:3); Jerusalén será hoyada por los gentiles igualmente en este mismo período de tiempo; la tribulación se ejecuta después de iniciarse este período de tiempo (Apocalipsis 12:6, 12:14, Daniel 7:25, 12:6-7); de manera, que la segunda mitad de la septuagésima semana es el lapso clave de la revelación.

En conclusión, lo que Nuestro Señor nos quizo revelar en cuanto a los 42 meses, es que después de la mitad de la semana (suspendido los sacrificios y ofrenta) el mundo, sin saberlo, esta expuesto a esta realidad profética, de modo que todos los eventos y personajes profetizados se manifestaran a su debido tiempo en este período.

“Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación y lo que esta determinado se derrame sobre el desolador.” (Daniel 9:27).

Pero, debo decir, que mi fe en esto, ha sido corroborada al comprobar que las 2300 tardes y mañanas se iniciaron en el justo tiempo determinado, como ya lo expuse anteriormente. De manera, que al cesar el continuo sacrificio, Jerusalén, quien había sido injertada de nuevo en el buen olivo, quedó expuesta automáticamente a los gentiles, “Y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses”. Mas necesario es someterla al desamparo para poder libertarla en su justo momento.

Creo que esta porción de la profecía final de Daniel manifiesta esta apreciación:

“Y dijo uno al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin de estas maravillas? Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas. Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿Cuál será el fin de estas cosas? Él respondió: anda Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin. Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán limpiamente, y ningunos de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán. Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días. Bienaventurado el que espere y llegue a mil trescientos treinta y cinco días.” (Daniel 12:6-12)

La segunda parte de la profecía de esta semana dice:

“Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador”. (Daniel 9:27b)

Conociendo que la última semana es la confirmación del pacto de Dios con Israel, la profecía nos muestra que el desolador vendrá al pacto; es decir, que irá al templo de Dios; en el cumplimiento de los 1290 días desde que Dios permita que cese el sacrificio y la ofrenda a la mitad de la semana, y se sentará como Dios, haciéndose pasa por Dios; (Daniel 8:9-14, Isaías 14:13).

Estos dos sucesos deben ser diferenciados:

• A la mitad de la semana Dios hace cesar el sacrificio y la ofrenda  (Daniel 9:27), y esto corresponde a lo que dice en Daniel 12:11.

• Cuando la bestia quita el continuo sacrificio en Jerusalén (Daniel 8:9-14) se produce a los 1290 días de la mitad de la semana.

EL DESOLADOR es el que producirá LA ABOMINACIÓN DESOLADORA en el lugar santo, o en otras palabras, el anticristo se sentará en el templo de Dios, como Dios, haciéndose pasar por Dios.

¿Pero cuándo se producirá la Abominación Desoladora? (DIAGRAMA No.2)

“Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días”. (Daniel 12:11)



Al transcurrir la primera mitad de la semana cuando será quitado el continuo sacrificio, habrán transcurrido los primeros mil doscientos sesenta (1.260) días. Sin embargo el anticristo no se podrá sentar en el templo de Dios sino 1.290 días después de la mitad de la semana, es decir, treinta días después de finalizada la semana (X), Mateo 24:15.



Existe una interpretación acerca de la “La Abominación Desoladora”, la cual enseña que la misma es la imagen del anticristo dentro del templo. Y esta enseñanza está basada en una interpretación de Marcos 13:14, donde nuestro Señor dice:

“Pero cuando veáis la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes.”

El Señor lo que dijo fue que el efecto que producirá el anticristo será puesto o se ubicará en el lugar que no le corresponde, es decir, en el templo de Dios; pero como el efecto es expresado bajo un término femenino: “La Abominación Desoladora”; el siguiente termino utilizado en el predicado de esta oración, también deberá ser femenino es decir:

“La abominación desoladora estará PUESTA”.

Por ejemplo: Se puede tomar la siguiente expresión y no se sabría con certeza a que género correspondería:

“Esa persona es muy alta”

Sólo podré saber si se trata de un hombre o de una mujer si es revelado; algo parecido a esto sucede con nuestro caso. Mas, sin embargo, no podemos encerrarnos en la idea, de que porque dice: muy alta, entonces tiene que ser una mujer.

Así que la abominación desoladora no es la imagen de la bestia en el templo, porque el profeta Daniel no habló de ninguna imagen que el desolador pondría en el Templo, sino él mismo vendría al lugar santo (Daniel 9:27,11:30-31, 8:11-12).

Nuestra apreciación en este asunto debe estar perfilada a escudriñar a Daniel en vez de Apocalipsis donde fue revelada la imagen de la bestia, porque nuestro Señor hablando del profeta Daniel acerca de esto, dijo: “El que lee, entienda.”(Mateo 24:15) Y aclaro que no estoy diciendo que no se escudriñe a Apocalipsis, sino que en este punto Jesús nos manda a escudriñar al profeta Daniel.

La Biblia no revela donde será colocada la imagen de la bestia, sólo dice que los moradores de la tierra le harán imagen a la bestia, “Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no le adorase” (Apocalipsis 13:14-15).

Ahora, pues, no soy yo el que hace esta interpretación, quien dio esta interpretación fue el apóstol Pablo, y yo solamente estoy corroborando su interpretación, de modo que la presencia del anticristo sentado en el templo como Dios (2 Tesalonicenses 2:4) es la abominación desoladora; la cual se efectuará mil doscientos noventa días después de quitado el continuo sacrificio.



1. Pero ¿Cuánto tiempo tenemos desde el momento que se produce la abominación desoladora, “hasta que venga la consumación” (Jesucristo), y lo que esta determinado se derrame sobre el desolador (2 Tesalonicenses 2:8), o dicho más correctamente, hasta el momento que el anticristo termine su actuación?. (DIAGRAMA No. 3)

Esta profecía que corresponde a esta semana, de la misma manera que el versículo inmediato anterior a éste, nos dará esa respuesta.

“Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días.” (Daniel 12:12)


Por la mala interpretación de Las Escrituras la iglesia se ha llenado de prejuicios, de tal forma que el tener la osadía de indicar estos cálculos bíblicos en donde podemos conocer, porque esta es la voluntad de Dios, el fin de la manifestación del anticristo; y los últimos acontecimientos antes de la venida del Señor; es exponerse a ser tratado como hereje, o falso maestro. Pero no debemos tomar esta aptitud prejuiciosa, porque la misma palabra atestigua que a nosotros, la generación de los tiempos del fin, nos sería abierta las profecías que fueron cerradas para aquellos tiempos (Daniel 12:9-10), e inmediatamente después de estos versículos referidos les fueron dadas a Daniel dos profecías importantísimas, que ya hemos citado, para que nosotros, la iglesia del Señor de los últimos tiempos, conociésemos sus significados.
d.- señala el día final determinado, este es el momento de la espera de la venida del Señor, y fin de la tribulación (Mateo 24:29-30).
g.- Indica los 45 días finales que se inician con la abominación desoladora dentro del templo, desde el verso 15 al 28 de Mateo 24. Parte de esta cita dice:

…“Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados (45 días), nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados”… (Mateo 24:19-22)

“Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre”. (Marcos 13:32)

Lo único que no sabremos será el día y la hora, es decir, nos ha sido revelado todo lo que acontecerá, lo que está determinado, con excepción del instante de su venida que ocurrirá “inmediatamente después de la tribulación de aquellos días”, cuyo momento no está establecido porque está en la sola potestad del Padre Eterno la decisión de enviar a su Hijo en el instante que el desee. (Mateo 24:29); por eso más adelante dice:

“Velad, pues, porque no sabéis cuando vendrá el Señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo. Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: velad”. (Marcos 13:35-37)

De manera que cuando el anticristo culmine los cuarenta y dos meses de actuación (Apocalipsis 13:5), ya no tendrá autoridad para dañar, ni marcar con su nombre o el número de su nombre, etc. Por lo cual nosotros seremos bienaventurados si llegamos con vida hasta el final de su actuación, hasta la venida del Señor. Pablo conociendo esto, en la consolación que les dio a los hermanos de Tesalónica, dijo:

“Por lo cual os decimos esto en palabras del Señor: Que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron”. (1º Tesalonicenses. 4:15)

Esto lo dijo el apóstol bajo el conocimiento de que el Señor vendría para reunirnos con él (2 Tesalonicenses. 2:1), después de la manifestación del anticristo (2 tesalonicenses. 2:3); de manera, que obviamente se sabría que habríamos llegado hasta la venida del Señor; por lo tanto, Pablo nunca esperó ni enseñó acerca de una desaparición misteriosa de la iglesia, para reunirnos con Dios, donde el mundo se fuera a quedar sorprendido de la extraña desaparición de los evangélicos; sino que enseñó por el contrario, a que debíamos de esperar las señales apropiadas que nos mostrarían que habríamos llegado hasta la venida del Señor para nuestra reunión con él, y por su puesto, todo ojo lo vería. (Apocalipsis 1:7, Mateo 24:29-30).

También nuestro hermano judío, Daniel Juster, pastor de iglesia Beth Mesiah Congregation, de Maryland, E.U.A., fue cordialmente invitado por nuestra congregación de Las Acacias el 13 de enero de 1991, donde dio el mensaje: “Antes de que venga el Señor”; y explicó que el Señor vendría con la invasión de todas las naciones contra Israel, y nosotros, la iglesia, tendríamos esta invasión como señal a la venida del Señor, entonces todos estaríamos de rodillas clamando a Dios, Diciendo:

¡MARANATHA, VEN SEÑOR VEN, SALVA A TU GENTE, ISRAEL!, Entonces en el día y la hora que solo el padre conoce, el Señor vendría y nos llevaría al cielo para recibirle en las nubes.
Este hermano tiene un gran ministerio en estos últimos tiempos para predicar el evangelio a los judíos, y nos vino a traer este mensaje para que nosotros también tomemos la responsabilidad de predicarle a ellos.

Ahora ¿Cuánto comenzará la actuación del anticristo? ¿Cuándo recibirá autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación? (Apocalipsis 13:7) DIAGRAMA No.4.

Conociendo el final de su actuación será, pues, más fácil saber su inicio, debido a que la Biblia nos revela que el tiempo de su actuación es de cuarenta y dos meses; entonces lo que haremos será, proyectar el período de su actuación en la semana hasta el final de los mil trescientos treinta y cinco días después de quitado el continuo sacrificio. El resultado de la proyección daría que el anticristo comenzaría su actuación a partir de setenta y cinco días después de quitado el continuo sacrificio (punto f). De modo que lo que ha impedido su manifestación es él estar limitado al cumplimiento de estas profecías, mas hoy por hoy ya se encuentra en pleno proceso como lo ha dicho el falso profeta, hasta que suba del abismo Saddam Hussein, quien fue ejecutado el 30 de diciembre del 2006, dentro del período de su manifestación.



La actuación del anticristo se inició a partir del 24 de octubre del 2006, es decir, 75 días después de 9 de agosto o mitad de la semana.

De esta manera hemos ubicado el tiempo establecido para la actuación del anticristo, el cual no precisamente es la ira de Dios; para que el anticristo pueda actuar con todo engaño de iniquidad, para probar a toda la humanidad y al pueblo de Dios que será pasado por el fuego para ser probado como se prueba el oro y ser fundido como se funde la plata, para que se cumpla la palabra que dice:

“Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos terceras partes serán cortadas en ella, y se perderán; mas la tercera parte quedará en ella. Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. Él invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios”. (Zacarías 13:8-9)

Esto implica que la población mundial será probada, todos a una misma vez en el fin de los tiempos, mas indica que las dos terceras partes serán cortadas en ellas y se perderán, pero quedará la tercera parte. Ahora esta tercera parte será metida en el fuego, y Dios mismo los fundirá como se funde la plata y los probará como se prueba el oro, “y haré volver mi mano contra los pequeñitos” (versículo anterior).
El Señor salvará de los siete mil millones (7.000.000.000) de habitantes que pueblan el mundo, a un tercio de la población, equivalente a dos mil millones (2.333.000.000) de personas de todas las naciones, pueblos, tribus y lenguas. Y se perderán cuatro mil millones (4.667.000.000) que no quieren saber de Dios, y serán presa de la marca de la bestia para su perdición. Vamos a graficarlo:

Dios nos muestra con esta profecía que dos de cada tres personas en el mundo se van a la perdición en este fuego final donde todos seremos probados, para que Dios pueda separar como pastor de su rebaño, entre las ovejas y los cabritos; y pondrá los cabritos a la izquierda y las ovejas a su derecha (Mateo 25:31-46).
De este tercio de la población mundial que serán salvos, se refiere la visión del apóstol Juan en Apocalipsis 7, cuando dice:

9 “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; 10 y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. 11 Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, 12 Diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén. 13 Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? 14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15 Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. 16 Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; 17 porque el Cordero que está en medio de trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lagrima de los ojos de ellos”.

Escribiendo esta cita bíblica pienso en muchos, que cuando ven en la Biblia versículos y capítulos proféticos que hablan acerca del sufrimiento que han de pasar los que confían en Jehová, entonces los apartan, y dicen: ¡Esto no es para nosotros, sino para el pueblo de Israel; pero cuando se habla de bendiciones y de bellas promesas entonces dicen: ¡Ah, sí, esto es para nosotros, esto es para la iglesia de Cristo!. Y buscan de hacer diferencia entre el pueblo de Israel y la Iglesia (de los gentiles), más tal diferencia no existe porque Dios ha unido a los dos pueblos para que fueran uno sólo, de tal manera que ambos tiene el mismo privilegio para alcanzar la salvación, como lo dice el apóstol Pablo:

“Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne.

En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.

Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hecho cercano por la sangre de Cristo.

Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.

Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu” (Efesios 2:11-22)
Otras citas bíblicas relacionadas con el sufrimiento de la iglesia en estos últimos tiempos son éstas:
“Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mí nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de mucho se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:9-28).

“Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos”. (Apocalipsis 13:7)

“Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre los que moran en la tierra? Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos”. (Apocalipsis 6:9-11)

LAS DOS MIL TRESCIENTAS TARDES Y MAÑANAS. (DIAGRAMA No 5)

Lea toda la información ofrecida en el capítulo 3 en lo concerniente a las 2300 tardes y mañanas.

“Entonces oí a un santo que hablaba; y otro de los santos preguntó a aquel que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora, entregando el santuario y el ejército para ser pisoteados? Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado...La visión de las tardes y mañanas que se ha referido es verdadera; y tú guarda la visión, porque es para muchos días”. (Daniel 8:13-14,26)

La expresión tardes y mañanas equivalen a días, como desde el principio de la creación, cuando Moisés escribió:

”Y fue la tarde y la mañana un día” (Génesis 1.5).

Así mismo el continuo sacrificio tenía la exigencia de ser realizado dos veces al día, sacrificando dos corderos de un año, uno en la mañana y otro a la caída de la tarde (Éxodo 29:38-39, Números 28:4).
De modo, que este término de tardes y mañanas no tiene otro significado, ya que la misma profecía asegura que es verdadera y no figurativa.

Esta profecía de las dos mil trescientas tardes y mañanas es referida a esta última semana, en donde será el tiempo cuando se volverá a realizar el continuo sacrificio y se producirá, a su vez, la prevaricación asoladora. Estas tardes y mañanas, pues, la proyectaremos hasta el final de la actuación del anticristo, tiempo en el cual el santuario (el templo de Dios en Jerusalén) será purificado. Entonces nos encontraremos con que las dos mil trescientas tardes y mañanas comenzarán a contarse a los 295 días después de la confirmación del pacto, o principio de la semana, cuando comenzará a realizarse el continuo sacrificio, es decir:


h- Señala las 2.300 tardes y mañanas (Daniel 8: 13-14)


y- Espacio de tiempo de 295 días, equivalente a 9 meses y 25 días.


Z- Período de 965 días, equivalente a 2 años, 8 meses y 5 cinco días, en el cual se ofrecerá el continuo sacrificio.



¿Qué detiene la manifestación del anticristo?
Sencillamente lo podemos apreciar ahora sin mucho esfuerzo, pero si tenemos en nuestras mentes la idea de que lo que detiene la manifestación del anticristo es algo más poderoso que él, será muy difícil que lo logremos apreciar; porque en la semana 70 se encuentra lo que Pablo enseñaba acerca de lo que detiene la manifestación del anticristo (VER DIAGRAMA No.4).


Pablo, enseñándoles personalmente a sus discípulos de Tesalónica, se los reveló, y en la segunda epístola se lo reconfirmó sin mencionarles lo que era, porque para ellos era muy obvio. Pero Pablo nos dejó ver a través de esta carta, que lo que lo detenía estaba en función del tiempo y relacionado con el Templo de Dios.


“A fin de que a su debido tiempo se manifieste” (2 Tesalonicenses 2:6)


Y si el apóstol Pablo entendía que su manifestación estaba en función del tiempo, es decir, cuando todo estuviera preparado y se hubiera abarcado la plenitud de los gentiles que serían salvos (Romanos 11:25-26); muy lejos de su mente estuvo la idea de mostrar o enseñar a sus discípulos que había algo o alguien más poderoso que él que impidiera que se manifestase en aquellos tiempos. Medite muy bien esto.


Así que cualquier poder o fuerza que se nos pueda ocurrir pensar que detiene la manifestación del anticristo, estaría sencillamente actuando en vano a lo largo de todos los siglos hasta ahora, puesto a que él debe manifestarse a su debido tiempo.


Ahora bien, el propósito de Pablo al escribirles esta carta, era de recordarles que nuestro Señor Jesús no vendría para llevarnos con él (2 tesalonicenses 2:1) sino después que se manifestara el hombre de pecado, el anticristo; el cual se sentaría en el Templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios (2 tesalonicenses. 2:3-4).


Pero, ¿En cual templo se sentaría? ¿Sería en el templo que existió cuando Pablo vivía, en el cual nuestro Señor enseñó muchas veces? De ninguna manera, Pablo sabía que ese templo sería destruido como ya Jesús, nuestro Señor, lo había revelado a sus discípulos, que no quedaría piedra sobre piedra que no fuese derribada (Mateo 24:1-2, Marcos 13:1-2, Lucas 21:5-6), aunque Pablo no fue discípulo de Jesús para ese entonces, se pudo enterar por las profecías de Daniel.


“Y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones”. (Daniel 9:26)

De manera que lo que detiene la manifestación del anticristo está relacionado con el templo en el tiempo del fin. Por lo cual Pablo lo indicó a sus discípulos, incluyéndonos a nosotros, para que nos sirviese de señal; a fin de que cuando fuese quitado lo que lo detiene, supiésemos que verdaderamente había llegado el tiempo, y que la venida de nuestro Señor para reunirnos con él en el aire para recibirle en las nubes, estaba exactamente detrás de la manifestación del anticristo; y para esos momentos si debiésemos estar preparado para atravesar esa etapa final que nos llevaría a la venida del Señor y a nuestra reunión con él.


De tal modo, puedo expresar con tal libertad que lo que decía el apóstol Pablo acerca de lo que detiene la manifestación del anticristo, es EL CONTINUO SACRIFICIO que cesará a la mitad de la semana.

…“Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.”


Pablo escribió a sus discípulos de Tesalónica existiendo el segundo templo de Dios, porque no estaba todavía destruido para cuando él escribió esas cartas que datan del año 51 después de Cristo, es decir, 19 años antes de su destrucción, hecho ocurrido en el año 70 después de Cristo; y les dijo:

“Solo que hay quien al presente lo detiene, hasta que el a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida”. (2 Tesalonicenses 2:7-8)


Notemos bien la expresión:


“Sólo que hay quien al presente lo detiene”


Es decir, en el presente de Pablo existiendo el templo todavía, se ofrecía el continuo sacrificio. Y conociendo Pablo que sería destruido y que lo que serviría de señal para nuestros tiempos ya no existiría más sino hasta la próxima reconstrucción, dijo entonces: “Sólo que hay quien al presente lo detiene”.


Mas por el contrario, de Pablo saber que el templo permanecería sin ser destruido, siguiendo los sacrificios continuamente hasta nuestros días, entonces hubiese dicho: Sólo que hay quien lo detiene.


Eso, pues, fue lo que visualizó el apóstol cuando leyó esta profecía de Daniel 9:27 en su tiempo, según hemos estudiado el contexto de sus palabras escritas a los tesalonicenses. Ahora, para nosotros que estamos percibiendo a través de este estudio que muestra la realidad de esta y muchas otras profecías cumplidas, y otras en proceso; vemos la complejidad de las revelaciones proféticas, porque habiendo ya transcurrido la mitad de la semana, no vimos el templo construido, ni el continuo sacrificio ofreciéndose para que fuese quitado. Pues, bien, por eso fue necesario que Dios estableciera estas fechas a las cuales me estoy refiriendo, cuyo cumplimiento muestra que realmente la semana y sus sacrificios continuos están vigentes aunque no lo percibamos con nuestros sentidos físicos; ¿y esto para qué? Para que estas cosas sean aceptadas a través de nuestra fe, por lo que esto no es para todos, sino para los que ponen su interés en las cosas celestiales. Por lo cual el Señor ya había acordado que en el número de la bestia habría sabiduría (Apocalipsis 13:18). De manera, que el que tuviera la revelación de septuagésima semana con sus días, y pudiera magistralmente fusionar estas dos profecías, llegaría a estas conclusiones que atestiguarían que habríamos llegado al fin de los tiempos.


Así, pues, confío en nuestro Señor con estas explicaciones, en que queda aclarado que no es el Espíritu Santo, ni la iglesia, ni Roma, ni ningún ángel, arcángel o querubín, lo que detiene la manifestación del anticristo; Pablo se refería a una señal: Cuando sea quitado EL CONTINUO SACRIFICIO a la mitad de la semana. (Daniel 9.27)


En el libro El Orden de las Cosas, lo que detiene la manifestación del anticristo, lo he conceptuado de la siguiente manera.


“El cese del continuo sacrificio representará para nosotros una señal que está inequívocamente respaldada por la ley, que es la palabra de Dios, ordenada desde los cielos, promulgada por el ángel Gabriel, mostrada al profeta Daniel y revelada a todos los santos en nuestros tiempos por la infinita misericordia de Dios; para reconocer las cosas que han de ocurrir inmediatamente antes de la manifestación del anticristo” .

Ahora bien, habiendo entendido todo lo anteriormente expuesto en este libro, de cómo Dios organizó y cómo colocó los cimientos de la casa de Jehová, sin colocar piedra sobre piedra (Hageo 2:15), para aperturar la septuagésima semana de Daniel; derramando para ese día una inusual tormenta de nieve que trajo una paz momentánea en el conflicto árabe-Israelí, habiendo dejado la fecha exacta de su inicio (Hageo 1:15); y a su vez, dejarnos la fecha exacta del inicio de las 2300 tardes y mañanas en el mismo libro de Hageo, vinculándolas a las dos en el versículo 18 del segundo y último capítulo del mismo, cuando dijo: “Meditad, pues, en vuestro corazón, desde este día en adelante, desde el día 24 del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento de la casa de Jehová; meditad, pues, en vuestro corazón.” Todo esto nos permite ver, que Dios aperturó e inició la septuagésima semana sin templo que nosotros podamos ver, que puso los cimientos del templo cuando llegó el día que se programó desde tiempos antiguos (Isaías 44:6-8) y no lo vimos, aunque yo fui testigo de lo que pasó, y doy fe de ello por la Palabra, y por consiguiente comenzó el período de los sacrificios y la ofrendas que no vimos pero se ofrecieron hasta la mitad de la semana; y pienso que si el apóstol Pablo hubiese estado aquí, cuando todo esto aconteció, hubiera tenido la misma admiración que yo tengo de observar cómo realmente sucedieron las cosas, porque él también pensaría que habría un templo donde se ofrecieran sacrificios palpables hasta la mitad de la semana. Pero no podemos perder la visión de este asunto, ya que la mitad de la semana es nuestra referencia, para saber que el período de la manifestación del anticristo empieza 75 días después de allí; y aunque a la bestia no la veamos actuando porque sufrió la herida mortal ya profetizada que hasta ahora (enero del 2009) lo mantiene en el abismo del cual subirá como advierten las profecías (Apocalipsis 12:7 y 17:8), como antes lo expuse; no obstante la segunda bestia (Apocalipsis 13:11-17, 16:13-14,16; 19:19-20) está ocupando ese rol vacante, este es el actual presidente de Venezuela. De tal forma que el apóstol Pablo nos quiso dejar una referencia proféticamente próxima a la manifestación del anticristo, cuando se refiere a lo que detiene su manifestación, tomada, como es totalmente obvio, de la profecía de la septuagésima semana de Daniel, versículo 27 del capítulo 9.

PROFECÍAS QUE SE DESARROLLAN EN TORNO A LA MANIFESTACIÓN DEL ANTICRISTO:


• Guerra sobre la nación de la bestia, Irak. Herida de espada, inferida en la Guerra de Golfo Pérsico l.991. (Apocalipsis 13:3,12,14; Jeremías 50: 35-38,41-43)


• Aparición súbita del “falso profeta” en el mundo, para preparar el camino a la bestia, impulsar un nuevo orden mundial, y aliarse con él; para marcar a las almas a través de un sistema automatizado de identificación mundial (Apocalipsis 13:11-18, 16:13, 19:20, 20:10). Resulta lógico entender que si el espíritu del anticristo se encuentra ya actuando y fortaleciéndose en el mundo, para luego iniciar su manifestación, tenemos también que visualizar donde se halla el falso profeta, para que no seamos engañados.


El termino falso profeta, sugiere engaño, astucia de hacer creer lo que no es, para sugestionar por medio de la mentira sistemática, y promesas falsas, hasta alcanzar el poder supremo en la tierra, en donde los malignos dominarán el mundo por breve tiempo.


La primera bestia (el anticristo) subía del gran mar, la segunda bestia (el falso profeta) subía de la tierra, Apocalipsis 13:1,11. ¿Qué significa esto? –como antes lo dije en el capitulo I, esto significa, que el mar de donde surge la primera bestia, representa los continentes antiguos de emergieron las cuatro grandes bestias (Daniel 7:2-3), estos son Asia, África y Europa, recordemos la frase profética que concierne al anticristo: la bestia que era y no es, y será (Apocalipsis 17:8). En esta profecía Dios deja ver una vez más, que la bestia viene de los imperios del pasado; Luego la segunda bestia no viene de las civilizaciones pasadas, es decir, del viejo mundo, sino de las nuevas civilizaciones; y estrechará lazos de amistad con la primera bestia. El que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu dice.


• Reconstrucción del Tercer Templo de Dios en Jerusalén.


• Destrucción de las naciones fuertes del mundo que se le opongan:


La bestia causará las mayores ruinas que se producirán en el mundo en su ascenso vertiginoso hacia el poder mundial. Mediante atentados terroristas, y guerras indiscriminadas contra sus vecinos, y se apoderará del Medio Oriente, creciendo mucho hacia el sur, y al oriente, y hacia Jerusalén (la tierra gloriosa).


La Biblia resume estos hechos con las siguientes palabras: “Y al fin del reinado de éstos, cuando los transgresores lleguen al colmo, se levantará un rey altivo de rostro y entendido en enigmas, y su poder se fortalecerá, más no con fuerza propia; y causará grandes ruinas, y prosperará, y hará arbitrariamente, y destruirá a los fuertes y al pueblo de los santos. Con su sagacidad hará prosperar el engaño en su mano; y en su corazón se engrandecerá, y se levantará contra el Príncipe de los príncipes, pero será quebrantado, aunque no por mano humana.” (Daniel 8:23-25)

• Incorporaciòn de las 10 naciones en el nuevo orden mundial (se refiere a un sistema con matices fascista, que al final se impondrá en el mundo para al aparición del anticristo), que tomarán su posición en el control de la economía mundial, mediante el poder petrolero.

La Biblia muestra que estas 10 naciones junto con la bestia recibirán autoridad por una hora, e inmediatamente después de recibir el poder conjunto, las 10 naciones le entregarán todo su poder a la bestia. (Apocalipsis 17:12-13)

Lo que tienen en común, y mantiene unidas a estas 10 naciones y la nación de la bestia, es que ellas en conjunto mantienen el mayor margen de exportación de petróleo en el mundo, factor fundamental de su unidad, el cual marca la pauta en el control de los precios; Y servirá como instrumento de presión internacional contra los países desarrollados, para infringirles grietas en sus economías que contribuyan a la debacle económica de esos países.

Alrededor de la bestia conviven cinco de las 10 naciones, a las cuales dominará, destruyendo a tres reyes (Daniel 7:7-8, 24), estas son: Irán, Kuwait, Arabia Saudita, Katar y Emiratos Árabes. Las otras naciones son: Indonesia, Libia, Argelia, Nigeria y Venezuela.

La diferencia entre estas 10 naciones y la bestia, es que sólo la bestia, entre ese grupo, se ha levantado definiéndose como la continuación de unos de los imperios del pasado, Babilonia. Y para cumplir el propósito de Dios, esta nación se fortalecerá bélicamente.
Para la guerra del Golfo Pérsico del año 1991, según los internacionalistas y expertos en materia armamentista, afirmaban que Irak era la cuarta potencia mundial en armamento bélico, después de USA., U.R.S.S. y Reino Unido.
De manera, pues, que podemos observar como a través del tiempo se ha venido desarrollando el orden profético hasta la actualidad, en torno a la figura del anticristo; por lo tanto, no debe existir la menor duda de los países petroleros, especialmente de la Opep, institución que agrupa a 11 países tercer mundista; tomarán autoridad 10 naciones como reyes juntamente con la bestia, y eso por una hora (Apocalipsis 17:12), en el nuevo orden internacional, donde para ese entonces se habrá suprimido la economía mundial. (Daniel 2:41-44).



Consuelo y exhortación a los santos.

Mas nosotros esperamos según las promesas de Dios, cielos nuevos y tierra nueva, donde mora la justicia (2 Pedro 3:13, Isaías 65:17), por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin manchas he irreprensibles, en paz. (2 Pedro 3:14).

“Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios; mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. A todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado. Cuando os entregaren a las sinagogas, y antes magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o que habréis de decir; porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que habréis de decir.” (Lucas 12: 8-12).

“El hermano entregará a muerte a su hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra sus padres, y los harán morir. Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin este será salvo. Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre. El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzebú, ¿cuánto más a los de su casa?” (Mateo 10:21-25).

“Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente y en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre. Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan la palabra de Dios y la fe de Jesús. Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: bienaventurado de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen”. (Apocalipsis 14:9-13)


“Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.” (Apocalipsis 21:8).


Amén.




Antonio J. Sepúlveda.